jueves, 24 de enero de 2013

COMO ESTIMULAR EL PECHO FEMENINO

Hablemos del pecho, como parte esencial de la anatomía de la mujer que merece ser atendida y mimada, no sólo para prevenir enfermedades, sino porque es una de las zonas que mayor erotismo puede suscitar en el juego de los amantes. Observando el papel sugerente del escote en la seducción, vemos cómo el desnudar el torso femenino ya es una manera de disfrutar en el encuentro íntimo. Ahora bien, para que su estimulación se convierta en algo placentero y agradable, no es válido cualquier tipo de caricias. Es más, algunas si son bruscas o demasiado intensas pueden generar dolor a la que las recibe, por otro lado, es conveniente aclarar que, la sensibilidad de los senos varía de unas mujeres a otras, y lo que para una puede resultar excitante, para otra se convierte en algo molesto. Por eso, siempre es recomendable preguntar a la dama cuáles son sus gustos y preferencias particulares al respecto, y no aplicar mecánicamente las pautas que a continuación os vamos a ofrecer, aunque pueden servir de gran ayuda. Lo primero es no condicionar la sexualidad al tamaño de un pecho. Hay quienes piensan, erróneamente, que un busto pequeño no puede ser estimulado (la famosa frase de “no hay de dónde agarrar”). A ellos les diremos que las mamas no son pesas que han de ser levantadas o bolsas a las que aferrarse, sino zonas a acariciar, besar, lamer o recorrer con la lengua, prácticas que, como puede entenderse, no requieren de un volumen concreto. De igual forma, hay quien amasa rudamente los senos grandes, con la falsa idea de que a mayor tamaño, mayor consistencia (“a prueba de golpes”). Aunque la mayoría de hombres ante el busto prominente de su pareja experimente deseo de poseerlo, ha de saber que, independientemente del tamaño, la estimulación ha de hacerse gradual y suavemente para ir así aumentando la intensidad de la presión. Ante la duda, se hace esencial como siempre, la comunicación en la pareja. Puedes observar el lenguaje corporal de tu compañera, si te guía con sus manos hacia su pecho, si te pide un beso en ellos, si varía su respiración, etc. El pezón tiene su propio código, y una de las señales de excitación placentera es que entre en erección. Para estimularlo con los dedos, puedes empezar a recorrerlo circularmente, y cuando ella esté cerca del orgasmo prueba a: pellizcarlo delicadamente, hundirlo en la areola o frotarlo entre el índice y el pulgar. Puesto que el pecho no es un elemento erótico aislado, ha de ser explorado sensualmente junto a otras zonas altamente sensibles. De ahí que un buen recorrido sugerente sea comenzar besando los lóbulos de las orejas, el cuello, las axilas, el perfil del tórax y lentamente ir concentrándose en los senos. Para ello, como buen amante puedes servirte de las yemas de tus propios dedos, o bien de artículos que favorezcan el tacto (pluma, pañuelo de seda), el gusto (nata, mermelada) o la percepción de contrastes en la temperatura (efecto calor- frío de algunos geles lubricantes y aromatizados). No podemos olvidarnos de la estimulación oral de los senos, dado que es con ella con la que la mayoría de las mujeres obtiene el máximo placer. Algunas estrategias para su conquista en este terreno podrían ser: • El uso de la lengua es parecido al que llevarías a cabo para estimular el clítoris. Puedes lamer el pezón en círculos, de arriba a abajo, y después soplar tenuemente sobre la parte húmeda, lo que provocará una sensación distinta y estimulante. • Toca y retira alternativamente la areola con el perfil de la lengua, casi imperceptiblemente, y espera a ver la reacción física que experimenta cuando entra en erección. Al mismo tiempo, puedes ir acariciando con los dedos el contorno del pecho. • Introduce el pezón y acarícialo con tu paladar para acabar succionándolo. El momento de absorción puedes realizarlo ejerciendo una suave presión, a la vez que haces movimientos circulares. • Pese a que parezca evidente que la mujer tiene dos pechos, muchas veces en los juegos precoitales se empieza a estimular uno y se pasa al coito, cuando el otro ha sido ignorado completamente. Mientras se besa uno, el otro puede ser acariciado o tomado por la base para que la energía sexual sea continua y no se pierda. A algunas mujeres les gusta sostenerlos ellas mismas, o acercarlos a la boca del compañero para que éste los lama o bese. • Algunos tienen miedo de morder los senos por si causan algún daño, incluso se piensa exageradamente que puede arrancarse el pezón. Masajear éste con los dientes y tirar delicadamente suele ser placentero, pero no para todas las damas ni en todos lo momentos (días antes del periodo es bastante molesto en general), por lo que conviene preguntar. Otra alternativa es acariciar los senos con el glande, práctica que ambos disfrutaran. Puede recorrerse el pezón, o llegar a la masturbación masculina colocando el pene entre los dos senos (la conocida técnica llamada cubana). Como ves, en el arte del sexo no hay una sola forma de estimular el busto femenino, porque con imaginación y adaptándose a los gustos de la pareja pueden crearse mil y una combinaciones con las que deleitarse acariciando una de las zonas más bellas del género femenino.

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