martes, 23 de octubre de 2012

Posturas sexuales que facilitan el orgasmo

Las posturas del coito más orgásmicas ¿Te ha preocupado alguna vez no conseguir llegar al orgasmo con la penetración?, ¿cuántas veces has pensado que te pasa algo raro porque masturbándote consigues llegar hasta las estrellas mientras que en el coito te quedas hundida en la miseria? Son preguntas frecuentes, porque se da la circunstancia de que en el coito las mujeres tienen dificultades naturales para alcanzar el orgasmo. Lo que siempre fue una de las bases del mito de que a las mujeres les “cuesta” llegar, o son lentas para conseguir el orgasmo. Cosa que no es cierta. No depende del tamaño La razón principal por la que el coito no es la actividad sexual que mejor garantiza el orgasmo femenino viene de que la simple incursión del pene en la vagina, si bien proporciona sensaciones agradables y excitantes a la mujer, no es suficiente para conducirla al orgasmo. Y eso, hay estudios que lo demuestran, no depende del tamaño del pene, ni del juego que sepa darle su portador, ni de lo que él sea capaz de “aguantar” sin eyacular, ni de la extensión de los llamados preliminares. Es que hay posiciones en las que cualquier invención resulta inútil a estos efectos. Si el clítoris no es adecuadamente estimulado el orgasmo brillará por su ausencia para la chica y habrá mucha irritación y frustración. Los orgasmos femeninos se desencadenan por estimulación del clítoris Por tanto, cualquier postura para practicar el coito que facilite su estímulo simultaneo resultará orgásmica. Pero si no produce ese estímulo, resultará ineficaz. Por muy elaborada que resulte la postura, por muy cálida que sea desde el punto de vista emocional, por mucho tiempo que se demore el hombre en eyacular..., si el clítoris no es adecuadamente estimulado el orgasmo brillará por su ausencia para la chica y habrá mucha irritación (no sólo vaginal) y frustración. Y no todas las posturas del coito facilitan el orgasmo femenino; porque no todas permiten desde un punto de vista meramente anatómico estimular el clítoris a la vez. Es así de sencillo. No hay que buscar más complicaciones. La postura del misionero no es muy eficaz ¿Qué quiere decir esto? Que, por ejemplo, cualquier postura en la que el hombre alcance a la mujer “por detrás” (sea por vagina o por ano) no es eficaz para que ella tenga un orgasmo, porque el clítoris queda literalmente abandonado a su suerte sin estímulo alguno. Dará lo mismo que estéis de pie, sentados, de rodillas, acostados, a dos manos (la “carretilla”) o a cuatro patas (la del “perrito”). La muy popular postura “del misionero” tampoco es demasiado eficaz, salvo que ella esté muy excitada y cualquier estímulo clitoriano, por ligero que sea, la lleve al orgasmo. Pero, con frecuencia, no sucede así ni siquiera en esas circunstancias. Esta posición es poco efectiva si él penetra profundamente, porque su pubis presiona poco o nada la zona clitoriana; y lo es aún menos si ella le rodea la cintura con sus piernas o las coloca sobre sus hombros. El clítoris se queda literalmente a “dos velas” en tales posiciones. La postura “del misionero” resulta eficaz si los hombres hacen penetraciones superficiales (poco más allá del glande) y desplazan ligeramente su cuerpo hacia la cabeza de la chica para que el pene se curve ligeramente hacia arriba y el clítoris pueda recibir directamente el estímulo del ángulo que forman el pubis y el nacimiento del pene. El único inconveniente es que a los chicos les gusta más penetrar profundamente porque eso estimula mejor su pene. Pero siempre se puede llegar a un acuerdo ¿no?: “ahora por mí y después por ti”. La otra pega es que en la penetración superficial resulta muy fácil que el pene se salga alguna que otra vez durante las acometidas; lo que, según como se tome, puede resultar frustrante o muy excitante. Posturas laterales Una postura lateral, en la que ambos están acostados y cara a cara, sólo será eficaz si se tiene en cuenta esta forma de penetración superficial y la mujer puede encontrar la fricción necesaria para su clítoris en el cuerpo de su hombre. Si se mantienen las premisas de la penetración profunda mencionada antes, los resultados carecerán de garantía. Igual que si se hace cara a cara y de pie. Otra cosa muy distinta es cuando ella se coloca encima de él y se tiende a lo largo colocando sus piernas por fuera de las del hombre. En esta posición, el pene no suele penetrar demasiado en la vagina. Razón por la que el ángulo que forma el pubis del chico con el nacimiento de su pene puede situarse en contacto directo con el clítoris... y la chica controlará la estimulación que a ella le favorece realizando los movimientos pélvicos necesarios. Ellos pueden ayudar también levantando y bajando su cadera de forma coordinada para favorecer el estímulo. En esta postura el orgasmo femenino suele tener una buena garantía de éxito. ¡Ah! Y no os preocupéis: lo frecuente es que el pene se salga alguna que otra vez en esta situación. Tomárselo con humor forma parte del juego Sucede así porque la penetración suele ser igual de superficial que la que señalé antes para que la posición del misionero resulte placentera para la mujer. Pero, recordad, la mujer debe estar tendida a lo largo del hombre. Porque si se coloca simplemente sentada sobre el pubis de él (la postura de “Andrómaca”), las cosas cambiarán bastante, pues el clítoris volverá a quedar huérfano de estímulo y no le proporcionará a la chica la satisfacción que reclama. Además, se producirá una penetración muy profunda que puede resultar dolorosa. La posición sentada (sobre una silla, la cama, el suelo...) en la que ambos se dan la cara sólo es orgásmica para ella en la medida que pueda acercarse al cuerpo de él y conseguir frotarse sobre el mismo durante el coito. No es fácil. De no hacerse así puede ser un fiasco, incluso resultar dolorosa, porque el peso del cuerpo de ella facilitará una penetración muy profunda que no todas pueden soportar. Premisas fundamentales para alcanzar el orgasmo De todos modos, en un contexto de interés por el placer de la pareja y de esmero en procurarle el mayor número de sensaciones gratas al otro, la mujer puede obtener su orgasmo en cualquier postura si ambos saben y aceptan que: La simple incursión del pene en la vagina no desencadena el orgasmo femenino, por mucho tiempo que el hombre “aguante”, muy grande que tenga el pene, o muchas filigranas que consiga hacerle a la chica. El orgasmo femenino depende del clítoris. El coito por sí solo no garantiza el adecuado estímulo del clítoris. Éste hay que buscarlo de una forma activa y pocas posturas lo consiguen. La responsabilidad del propio orgasmo no es del otro sino de cada cual; y cada uno sabe la mejor manera de alcanzarlo, pues se trata de su cuerpo. El otro es simplemente un cómplice que puede ayudar. Por tales razones está más que justificado que una mujer se masturbe durante el coito estimulando su clítoris en aquellas posturas en las que éste queda “fuera de juego” (“tocarse” en esas posturas no solo es bueno, sino aconsejable y necesario). O a que lo haga después. O a que se frote contra el cuerpo del compañero para lograrlo. O a que le pida a él que la masturbe para obtenerlo (del mismo modo que está bien que se lo pida él cuando sea incapaz de eyacular durante el coito). O a que le pida sexo oral... El coito no es la única manera de mantener relaciones sexuales. Todas las existentes son tan “auténticas” como la cópula. Y así como cada cual debe “buscarse la vida como pueda” para llegar al orgasmo, también puede solicitarle al otro que le ayude en la tarea. Relacionarse sexualmente es un camino de dos direcciones. Lo que reza para ambos sexos.

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